No cabe la menor duda de que el populoso Camino de Santiago puede
resultar una tentación para todas aquellas personas o entidades que pretendan lucrarse a costa de los peregrinos. Con
frecuencia, el afán de notoriedad, la picaresca empresarial o las
ambiciones de cualquier tipo, alientan a quienes desean cometer ese tipo
de fechorías.
La falta de sensibilidad hacia los peregrinos ha ocasionado desde
siempre numerosísimos conflictos, y lamentablemente, a día de hoy, la situación no ha cambiado. Por ello,
con mucha más frecuencia de la deseada, a menudo observamos como se anuncian nuevas rutas jacobeas, que en
buen número de casos, carecen hasta de la fundamentación histórica más
elemental para ser consideradas en serio.
Pero todo vale para aquellos que solamente ven en los peregrinos una manera
de obtener algún beneficio. Y es entonces, cuando las
administraciones suelen entrar en este juego indecente y perverso, e
intentan sacar su propia tajada. Pero también puede aparecer documentación histórica contraria a sus intereses, y entonces, esta puede terminar
convertiéndose en un serio obstáculo.
A pesar de todo, a veces la suerte, la ignorancia, la
corrupción u otra serie de factores, permiten que los pícaros se salgan
con la suya y puedan poner en funcionamiento sus estafas culturales.
Sin embargo, estas suelen nacer con los días contados y no
logran perpetuarse en el tiempo mucho más allá de algunos años o
décadas. Contar con un "reconocimiento oficial" permite engañar o
manipular de una forma legal a los peregrinos, y ello, aunque dicho
"reconocimiento oficial" haya sido concedido por personas que no tienen
suficientes conocimientos históricos para otorgar ese reconocimiento.
Con frecuencia se
invita a participar en estos proyectos a personas que guiadas por la
buena fe, pero sin suficiente información, deciden implicarse sin saber
que ellos -mucho antes que los peregrinos- van a ser los primeros
engañados. Es por ello, que en los siguientes párrafos les facilitaré varias informaciones históricas que les permitirá reflexionar con
tiempo y comprender que el proyecto de camino jacobeo que promueven
resulta erróneo, disparatado, y solo posible desde una interpretación
extravagante. Así, para que todas aquellas personas y administraciones
implicadas en esta errónea ruta que atribuyen a Hermann Künig, tengan la
oportunidad de valorar con serenidad este proyecto, les proporcionaré algunos datos clarificadores.
Por tanto, para que nadie se sienta víctima por desconocimiento o
ignorancia de este itinerario tan disparatado, a continuación aportaré desinteresadamente algunas informaciones históricas que debido a su sencillez y claridad, son de fácil comprensión y evidencian lo extravagante de su propuesta y del proyecto que pretenden
impulsar.
Hermann Künig von Vach fue un monje que
publicó en 1495, en Estrasburgo, una guía de la peregrinación que
durante el siglo XVI fue muy utilizada por multitud los viajeros
centroeuropeos. En ella sigue básicamente el Camino Francés con dos
variantes, en las provincias de León y Lugo.
En la primera de ellas, hacia la mitad del trayecto entre León y
Astorga, Künig deja el itinerario calixtino, para tomar el camino de
Santa Marina del Rey, cruzar La Cepeda y dirigirse a Cerezal de Tremor,
siguiendo desde allí hacia Ponferrada. Así, frente a las cotas de 1.500
metros de altura del paso de Foncebadón, Künig opta por un paso cercano a
Brañuelas al que se accede, en suave ascenso, sin cruzar montañas y a
una cota de unos 1.100 metros, en territorio ameno y bastante poblado.
Como es sabido, el conocido librito de Hermann Künig von Vach no se
escribió en lengua española y por ello, para ofrecer las siguientes
explicaciones he trabajado con una traducción: la que se ofrece en la
revista Iacobvs. Tal vez no pueda asegurarse que la transcripción o sus
traducciones sean absolutamente perfectas, sin embargo, dos
informaciones de los escasos versos que dedica al itinerario entre León y
Astorga, son bien explícitas para descartar que el monje se desviara
hacia Santa Marina del Rey.
En primer lugar, deberá tenerse en cuenta que el monje Hermann Künig
había pasado por la ciudad de León y tomó la dirección de Astorga. Para
llegar a ella, debían de cruzarse tres puentes. Estos, desde León,
debían corresponder a los tres ríos de cierta entidad que tienen que
cruzarse entre ambos núcleos amurallados: los de los ríos Bernesga,
Órbigo y Tuerto. El monje Hermann Künig lo deja bastante claro "Si quieres, en cambio, encaminarte a Astorga, debes cruzar tres puentes".
Si tenemos en cuenta que el desvío estaba después de cruzar los tres
puentes y subir un monte, entonces, ¿cómo podrá sostenerse que el monje
tomó el camino hacia Santa Marina del Rey?, ¿cuáles serían los tres ríos
de entidad que tienen que existir desde la ciudad de León hasta el desvío de
Santa Marina?
Pero por si alguien quisiera resistirse a la evidencia, en los escasos
versos que dedica a su camino entre León y Astorga, también deja
constancia de la inmediatez del desvío con respecto a la población de
Astorga. Efectivamente, Hermann K. indica que "Desde allí, debes tomar a mano izquierda, y así llegas enseguida a Astorga",
aunque finalmente recomendará tomar el inmediato camino del desvío. Y
siendo ello así, ¿cómo podrá sostenerse que Hermann K. tomó el camino
hacia Santa Marina del Rey si dicho camino se encuentra a unos 30 km de
Astorga?, y en fin, ¿cómo podrá sostenerse que se llegaba enseguida a
Astorga si ese desvío hacia Santa Marina del Rey está mucho más cerca de
la ciudad de León que de Astorga?
En definitiva, el monje Hermann Künig von Vach fue muy claro al aconsejar evitar Rabanal cuando ya se acercaba a Astorga "Mi consejo es que evites el Rabanal", pero también al dejar reflejado que después de los tres puentes: "debes cruzar tres puentes", se llegaba enseguida a la ciudad de Astorga: "y así llegas enseguida a Astorga".
Y es que, el monje fue muy explícito pues después de los tres puentes
y de subir un monte aconsejaba tomar el camino recomendado o desvío: debes cruzar tres puentes y subir luego un monte. Sin
duda, en el itinerario de Hermann Küning no hay espacio para Santa
Marina del Rey, aunque tampoco para Benavides ni para cualquier otra
propuesta extravagante.